La confluencia entre creatividad, educación y marketing infantil

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George Bernard Shaw apostaba por una imaginación que caía del lado de la creación; “imaginas lo que deseas, persigues lo que imaginas y finalmente, creas lo que persigues”, decía. La creación que parte del humo, de lo que no es para llegar a ser, un concepto que actualmente se pierde entre dinámicas de producción-beneficio. Que resulta imprescindible para el marketing infantil.

Pero la creatividad, como puesta en marcha de ideas originales que aportan un valor, no solo parte de un pilar. La imaginación de la que nace necesita de una educación que la fomente. La enseñanza que comienza desde niños tiene que enfatizar las ramas que derivan en arte, impulsar lo original para acabar con la mediocridad (válida pero sedentaria). Pues bien, el sistema educativo en España juega a la pata coja con estos fundamentos. Con unas cifras poco esperanzadoras, que muestran según datos de la OCDE cómo el 34% de los españoles no ha acabado el bachillerato, con un 11% de repetidores en secundaria, cabe plantear si el sistema nos desalienta, si el absentismo no se debe únicamente a factores económicos.

¿Cómo confluyen la creatividad y el marketing infantil?

Claro está que, con un gasto público educativo que en 2018 cayó en su mínimo histórico, no se puede pedir mucho. Sin embargo, lejos de cifras y porcentajes vemos cómo la educación que se impone peca de un back to basics. Lo que los más pequeños llevan a cabo, si se sale de lo estipulado o programado, se rechaza. El error se estigmatiza hasta hacerlo desaparecer. Socavando a su vez la originalidad que desprende, y así hasta que son adultos. Convivimos con el auge del do it yourself. De unas tendencias de marketing infantil que abogan por la creación pero poquito. Explorar la creatividad choca con los límites de lo que nos dejan hacer y además, no se valora.

marketing infantil

Fomentar la creatividad desde el marketing infantil

Si desde el Gobierno, los centros educativos y las familias, solo se fomentan las aptitudes pragmáticas, las que desde el sistema se consideran útiles “de verdad”, nos dejan huérfanos de arte. Actualmente la creatividad sigue el camino de las TICs. De la revolución tecnológica, olvidándonos (se) de las artes plásticas, la música, entre otras materias que con la LOMCE los alumnos pueden no cursar nunca. Valorar la creatividad nos lleva a la fuga de talentos o a la frustración. Salidas nada recomendables para un país que pretende presumir de emprendimiento entre los más jóvenes.

En The Modern Kids, como agencia que trata directamente con el público infantil y juvenil, llevamos años reforzando la creatividad tanto en la plantilla como en nuestros proyectos. La propuesta de valor que queremos transmitir pasa por impulsar todo aquello que los más pequeños pueden aportar. Bien sea la ilusión, la curiosidad, la imaginación,… factores imprescindibles a la hora de crear. Desde el sector del marketing infantil podemos contrarrestar, en nuestro trato con clientes y marcas, las carencias del sistema que dificultan el crecimiento artístico de los más pequeños.

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